Su silueta se materializo de entre la bruma, la espuma y la arena,
era simplemente perfecta,
todo y más de lo que podría haber soñado.
Frote mis ojos para desmentirles,
para desaparecer ese espejismo de sirena,
pero aún así, ella permaneció, se quedo conmigo por un instante
observando fijamente mis ojos, compartiendo lagrimas de sal y niebla.
No voy a mentirles, hicimos el amor ahí mismo,
muchas veces,
¿cuanto tiempo dura un instante?.
Después, pareció dormir un par de segundos, balbuceaba entre sueños,
tenía espasmos que parecían arrebatarle la calma y acabar con su breve siesta.
Cuando despertó, ya no me veía con la misma mirada de antes,
algo en mi para ella había cambiado.
Se levantó, orgullosa y más hermosa que antes,
camino rumbo a las olas
y yo me permití observar con deleite
su figura casi convertida en sombra
que se alejaba mientras cruzaba aquella misteriosa playa.
-Que nalgas tan hermosas-
no voy a mentirles, pensé eso y otras perversiones,
pensé en todas las obscenidades que deseaba practicar con esa sirena de cuerpo de nube,
pensé tantas cosas y las desee con tanta fuerza
que casi se me sale el corazón por su latir...
Y así, extasiado por la narcosis provocada por su aroma, su sabor, la sal y la arena,
así, exactamente así, casi inconsciente, me puse a escribir estas palabras en la arena.
Si alguien las encuentra y las lee antes de que las borren las olas y la marea,
que sepan que es verdad:
yo hice el amor con una sirena.
-J.E.G.B.-